Si en seguridad no se actúa, lo harán los policí­as de Trump

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La relación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador con la administración de Donald Trump se mantiene bajo control, porque se ha cedido a los caprichos y a las exigencias de La Casa Blanca y en particular con los lineamientos sobre migración, donde nuestro paí­s se convirtió en un verdadero muro para quienes intentan cruzar el Rí­o Bravo provenientes de Centro América e inclusive de ífrica. 

En los próximos meses veremos cómo aumentan presiones sobre lo que se está haciendo –o no– en puertos como el de Lázaro Cárdenas para impedir la entrada de precursores de drogas de diseño. 

Más aún en los operativos de amplio espectro para detener a criminales buscados por la justicia en los Estados Unidos, como el propio Ovidio Guzmán y los integrantes relevantes del cártel de Sinaloa y de otras organizaciones igualmente peligrosas.

Si bien México tiene el derecho de establecer las medidas que considere pertinentes para enfrentar a criminales relevantes, no hay que olvidar que muchas de las actividades de estos sujetos son transnacionales.

Hay que ser realistas y decidir sobre cómo queremos que sean los acuerdos con La Casa Blanca y en particular con las distintas agencias que tienen interés especial sobre lo que ocurre en nuestro paí­s. 

Cuando el presidente era Felipe Calderón se optó por establecer una coordinación cotidiana con la DEA y con Enrique Peña Nieto se prefirió fortalecer los contactos con la CIA.

El gobierno actual algo tendrá que hacer al respecto, porque para ser eficaces se requiere de la ayuda en armamento y sobre todo en información de inteligencia que solo tienen nuestros vecinos. 

Pero hay un costo y este siempre se ve reflejado en la forma de actuar de nuestras policí­as ante situaciones relevantes y que superan el interés nacional. 

La experiencia indica que la mejor forma de defender la soberaní­a es actuar contra los criminales, pera evitar que sean otros lo que lo hagan, por los riesgos que ello conlleva. 

La propuesta de la cancillerí­a mexicana, sobre el control del contrabando de armas es una buena idea, pero no prosperará si no es acompañada de compromisos serios para perseguir bandidos y llevarlos a prisión e inclusive extraditarlos.

Porque, más allá de Trump, la seguridad es un tema de estado que trasciende administraciones y que cuenta con sus propias herramientas a lo largo del tiempo. 

Hay que escuchar lo que empiezan a decir, porque las crí­ticas, de sectores poderos en Estados Unidos, solo irán aumentando, si no se hace algo al respecto.

 

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