Y dónde estabas tú?

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Por: Carlos López Arriaga

Cd. Victoria, Tam.- Pregunta y reclamo en una misma expresión. La primera vez que supe de ello fue por un lector anónimo ví­a correo electrónico. No existí­an redes sociales, gobernaba VICENTE FOX.

Como todo columnista metiche, se me habí­a ocurrido abordar el escándalo nacional por las toallas de doña MARTHA SAHAGíšN, mejor conocido como “toallagate”.

Podrí­a decirse que la era de la transparencia se inauguró con ese tonto episodio. Pasaje frí­volo, nulo en importancia pero muy ruidoso en los medios. Les dio tema a los caricaturistas para varios años.

En defensa de la señora SAHAGíšN, el triunfante panismo encaraba entonces a sus crí­ticos:

-“¿Y dónde estabas tú cuando SALINAS saqueaba el paí­s y ZEDILLO imponí­a el FOBAPROA?”.

La intención era muy clara. Acorralar al criticón y reclamarle por qué (hasta entonces) reparaba en los errores de un gobierno, si fue cómplice de los anteriores, como aplaudidor entusiasta o simple encubridor pasivo.

Aunque la frase es todaví­a más vieja. Abunda en la literatura detectivesca, series policiacas de televisión y pelí­culas del mismo corte.

Nos remite a una escena clásica. Cuartucho oscuro, el acusado en el banquillo, un potente reflector sobre su rostro y el inquisidor policiaco con cara de perro bulldog señalando con í­ndice de fuego…

-“¿Y en dónde estabas tú, a las (tales y tales) horas del dí­a (tal), cuando sucedieron los hechos?”

-“¿Y dónde estabas tú?”, pregunta el bí­blico YAHVí‰ desde el libro de JOB, cuando lo cuestionan sobre sus decisiones, tras una curiosa y cruel apuesta que protagonizó con su viejo antagonista SATíN..

Mire usted, la culpa es cabrona. Acaso porque vivimos en una cultura judeocristiana donde se nos dice que nacimos pecadores, es relativamente fácil pedirle a la gente que responda por asuntos fuera de su incumbencia.

Al respecto confieso que me apesadumbré cuando aquel lector (¿lectora?) me reclamó por criticar a FOX y me inquirió que en dónde estaba yo cuando los expresidentes prií­stas cometí­an tropelí­a y media.

Aunque una vez transcurrido el primer minuto de pasmo, sorpresa, la respuesta fue muy sencilla.

-“Escribiendo lo mismo que dice usted” y añadí­, “pero no solo sobre el FOBAPROA o las trapacerí­as salinistas. También condenando y exigiendo justicia tras los asesinatos de COLOSIO, RUIZ MASSIEU, el cardenal POSADAS y CLOUTHIER.”

El asunto es que (1) alguien que no nos conoce, (2) señala una supuesta defección en nuestro comportamiento (3) por algo que ocurrió años atrás y del que (4) ni le consta ni tendrí­a manera de saberlo.

Es una imputación mezquina, lanzada al viento y carente de base empí­rica. No hay datos duros que la sustenten. Solo odio, mucho odio.

LA VERSIí“N ACTUAL

Aunque el tema de hoy no es, precisamente recordar antiguallas. Intento dar únicamente un contexto a dicho reclamo furibundo que (con el mismo formato de pregunta) ha cobrado fuerza nuevamente, en estos tiempos de FACEBOOK, TWITTER, LINKEDIN y WHATSAPP.

Solo que ahora gobierna MORENA y el argumento se emplea en defensa de AMLO y contra sus crí­ticos.

-“¿Y dónde estabas tú cuando secuestraron a los normalistas de Ayotzinapa?, ¿Y dónde estabas tú cuando PEí‘A privatizó el agua, cuando CALDERí“N declaró la guerra al narco?” y demás etcéteras.

El esquema de la pregunta es tramposo, exige bisturí­ porque tiene varios niveles de interpretación. La esencia del señalamiento es algo así­ como “¿qué derecho tienes de criticar a AMLO si no lo hiciste con sus antecesores en el mando?”

¿Dónde estábamos nosotros cuando PEí‘A, CALDERí“N y FOX hací­an lo que hací­an?…

Pues bien fácil, criticando a PEí‘A, CALDERí“N y FOX, dando cuenta de sus errores, fallas y arbitrariedades.

Narrando, con la extensión y periodicidad necesarias, los crí­menes cometidos en Iguala contra los maestros normalistas y la red de complicidades oficiales, civiles y castrenses, en los tres niveles de gobierno,

Tomando nota de la Casa Blanca que se agenció doña GAVIOTA, ¿qué más?…

Informándome y comentando sobre la Estafa Maestra. ¿algo más?

-“¿Y dónde estabas tú cuando mataban a los de San Fernando?”, bueno, por fortuna no estaba en San Fernando, ni tení­a obligación de estar ahí­.

Pero, al igual que 125 millones de mexicanos (que tampoco estuvieron ahí­), me indignó, dolió, molestó. Trabajé en ello por muchas semanas desde mi modesto espacio periodí­stico, reclamé justicia y le di voz a quienes la pedí­an.

Un experimento interesante serí­a responder al inquisidor anónimo (la mayorí­a lo son) con una pregunta igual: “¿Y tú??”… Aunque cabrí­a pedirle antes que se identifique porque discutir desde la oscuridad es bien fácil para el fantasma que se esconde tras de un seudónimo.

Hay otra respuesta más fea: “¿Y qué chingados te importa?”, pero prefiero no recomendarla.

Aunque algún chistoso en la red contestó de una manera burlona que me pareció muy significativa:

-“¿Y en dónde estabas tú cuando HERNíN CORTES le quemó los pies a CUAUHTí‰MOC, cuando ANTONIO Lí“PEZ DE SANTA ANNA hizo venta de garaje con nuestro territorio nacional y cuando golearon a México en el mundial de Brasil?”

Se trata del viejo método de llevar el absurdo hasta las últimas consecuencias, hasta sus extremos más grotescos, para entender la magnitud del error. Su carácter atrabiliario, intolerante, abusivo.

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