¡Contagiado!

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DESDE ESTA ESQUINA.

MELITON GUEVARA CASTILLO.

10.07.2020.

 

Hace dí­as me entere de un caso extraordinario. Incluso, confieso mi sorpresa, porque de ser realidad pinta, claro, de manera grave, irresponsable, a los servicios médicos de una clí­nica del IMSS en Tamaulipas. Sucedió en la frontera. Tení­a sí­ntomas del covid-19 y lo llevaron a la clí­nica. Cuando le preguntaron cuantos dí­as tiene así­, contesto: ¡Quince dí­as! Lo regresaron a casa, le dijeron, ya la libro, se va a recuperar.

En los medios de comunicación, en esencia, en las redes sociales hay muchas, muchas historias sobre el covid-19; se etiquetan como testimonios o, en otros casos, son reportajes que cuentan la historia de una familia o de alguien en particular. Hoy quiero recrear, o recuperar, de manera general, algunos de ellos, para rematar en el caso sucedido en una ciudad fronteriza de Tamaulipas.

EMPACADORA DE CARNE.

Uno de los primeros reportajes que leí­ está centrado en una empacadora de carne en los Estados Unidos. Una joven estudiante narra lo sucedido: sus padres trabajan en la empacadora le comentan que hay un caso de contagio; la empresa lo oculta y ella da la alerta a los medios. La empresa reconoce el hecho, pero como fue tarde, el padre de la joven se infectó y falleció. Ella, la joven, fue contagiada pero al tratarse a tiempo, se alivio.

Por esta razón, con todo y la paralización de las actividades económicas, empresariales, buena parte de la economí­a se detuvo: la industria automotriz fue una de las afectadas. Y, al paso de los dí­as, se conocieron casos de negocios y empresas que no les importo arriesgar a sus empleados. Y ahora, en México, paulatinamente se está dando una reactivación, pero notamos que la pirámide sigue, sigue creciendo.

ABUELITOS DE QUERETARO.

Este caso se conoció en los grupos de whatsapp como un testimonio de cómo, pese a los cuidados, el contagio se puede dar. Es la historia de dos adultos mayores, hací­an su cuarentena. Uno de sus hijos se encargaba de llevarles la despensa… salí­an, únicamente, a caminar al parque cercano, siempre usando su cubrebocas. La cuestión es que, de pronto, el señor presenta los sí­ntomas. ¿Qué sucedió?

Quien narra el testimonio no encuentra respuesta. Puesto que el hijo, quien les llevaba la despensa, no tiene sí­ntomas (no aclara si se hizo la prueba), pero todo indica que, de una u otra manera, tuvieron contacto y el señor se infectó. Ahí­ es cuanto nos acordamos de quienes son asintomáticos: están contagiado, pero no tienen sí­ntomas, ni se entera que es portador… pero, en cambio, si está esparciendo el virus… sin saberlo, pues.

15 DIAS CONTAGIADO.

Sucedió en la frontera. Un dí­a, como si nada, una persona comenta a sus familiares que se sentí­a mal, pero como no era grave, hagan de cuenta que ni caso le hicieron. Así­ pasaron los dí­as, hasta que una de sus hijas, estudiante de Medicina, les comenta la situación a varios de sus maestros,

que la orientan y, por lo que le explican, coinciden en que tiene covid-19. Como es un empleado, está afiliado al Seguro Social y ahí­ lo llevan.

Efectivamente, por los sí­ntomas que presenta, imaginan que es covid-19. Al preguntarle cuando dí­as tiene de estar así­, afirma que 15: ante su respuesta, médicos y enfermeras se sorprenden y la decisión medica es que: por el tiempo que tiene, ¡ya la libro!, así­ que lo enví­an a su casa, indicándole que tiene que estar aislado y que, poco a poco, se ira recuperando…Espero, firmemente, que efectivamente se recupere… pero los familiares que estuvieron en contacto con él, necesariamente deberí­an hacerse la prueba.

Nadie, nadie, quiere morir, ni ser parte de la estadí­stica que muestra la letalidad del covid-19

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