DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.
19.05.2022
MALA FAMA.
En la biblia hay un pasaje de cuando Jesús llega a una población y les dice a sus discípulos: vayan al pueblo, platiquen con la gente, vean y escuchen que dicen de mí. También, en un cuento, se explica que un rey se disfrazó de pordiosero, salió de palacio y se confundió con la gente, precisamente, para saber que decían de él, para sopesar la opinión que tienen del gobernante. Esto nos lleva, invariablemente, a un tema específico: a la fama, buena o mala, que las personas o las instituciones tienen entre la población.
Cuando se aproxima la fecha de un proceso electoral, el momento que partidos y líderes deben elegir a su candidato, siempre se apunta que tiene que tener capital político, es decir, que lo conozcan y que, además, no tenga mala fama. Fama que, aquí y en China, se construyó con las acciones y las ideas, pero, ojo, también se puede construir vía el manejo y control de la opinión pública.
LA FAMA DE AMLO.
A lo largo de más de 18 años AMLO construyo una fama de político rebelde, opositor, que combate a la corrupción, que favorece a los más pobres, que propone políticas públicasfavorecedoras del pueblo. Así, paso a paso, se fue acercando al triunfo electoral. Es terco, perseverante, quizá obsesivo, y a partir de ahí es como ha ido polarizando a la población mexicana. Esa obsesión, esa polarización, ha provocado que seguidores se conviertan en sus críticos, sin embargo, hay una realidad: en las encuestas de aprobación no baja, mantiene su aprobación.
Muchas de las decisiones de AMLO, o casi todas, han sido polémicas. En algunos casos, como el mismo lo dice, porque lastima intereses de la mafia del poder. Hay, sin embargo, una realidad: en los procesos electorales anteriores MORENA perdió más de la mitad de las alcaldías de la CdMx; lo que significa, llanamente, que pierden terreno. Y le echa la culpa a la clase media, le llama egoísta. Y esto, quiérase o no, tiene que ver con la opinión pública, con la fama.
CIUDADES CON MALA FAMA.
Vale, sin embargo, hacer una diferenciación: la buena o mala fama, sobre todo esta última, tiene un fuerte impacto en realidades específicas. Y con esto quiero hacer notar el caso de los 500 médicos cubanos recién contratados para cubrir, según AMLO, el déficit de médicos en el país. Ante el reclamo aireado de grupos y organizaciones médicas, que hacen notar que si hay médicos, que hay especialistas, pero lo que no hay son plazas, no hay chamba pues, el Presidente hizo notar que hay plazas vacantes desde hace tres años, que nadie los quiere ocupar.
Y la justificación, afirma AMLO, es que nadie las quiere ocupar; porque son plazas que está en la sierra, en lugares alejados, o en ciudades en donde hay violencia recurrente. Efectivamente, conozco más de un caso de especialistas que llegaron a Victoria y que, pasado un corto tiempo, se fueron, buscaron mejores horizontes. Y, lamentablemente, Tamaulipas es uno de esos lugares, que no hay especialistas porque tienen miedo a la violencia
QUERIA REGRESARME.
Cuando hice mis estudios de Doctorado, un profesor español me comento que llego al Aeropuerto de la CdMx; como su especialidad es el periodismo, de inmediato compro los periódicos y se puso a leerlos, para hacer tiempo y esperar el vuelo de su conexión a Victoria. “Me dieron ganas de regresarme”, me dijo, cuando leí en los medios que Tamaulipas es un polvorín, con balaceras, muertos, extorsiones… No se regresó y Miguel Túnez fue un excelente profesor.
En lo personal, les cuento que en Guanajuato, de viaje con mi esposa y un par de matrimonios más, en un restaurant con show musical, cuando se enteraron que éramos de Tamaulipas, el locutor expreso: “De Tamaulipas, donde matan gratis. Tierra de Muñoz Rocha y de Yolanda Saldívar (asesino a Selene).
La fama, si es mala, hace daño.