No prenden

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Golpe a golpe  / Juan Sánchez Mendoza

+ Salvo en contados distritos, la apatí­a ciudadana asoma en las campañas

+ Soto Alemán realiza profundo proselitismo, sumando simpatí­as y apoyos

+ En 2016, Acción Nacional logró la mayorí­a legislativa. ¿Podrí­a repetirla?

+ El oportunismo de los saltimbanquis se refleja en las listas plurinominales

+ Los debates son harto recomendables pero innecesarios ante desiguales

Por Juan Sánchez-Mendoza

El desinterés ciudadano hacia las campañas –que hoy transitan su séptimo dí­a–, ha sido harto notorio. Quizá por el asueto de Semana Santa; o tal vez por carecer los candidatos de simpatí­a y/o presencia distrital, en la mayorí­a de los casos.

Igual podrí­a ser consecuencia del hartazgo –ante las descalificaciones recurrentes para alentar el ‘voto de castigo’–, e, inclusive, el temor a perder los apoyos oficiales, en caso de manifestar públicamente ideas contrarias a quienes fueron el conducto para beneficiarse con programas asistenciales.

Lo cierto es que en su recorridos territoriales, el grueso de hidrófilos no prenden, pues caminan solamente arropados por sus corifeos. Y hasta eso, de prisa, sin atreverse a tocar puertas para apersonarse con los electores a fin de cruzar diálogos sustantivos para su oferta, pese a que, precisamente, son los ciudadanos quienes (el ‘Dí­a D’) determinarán, como nunca antes, la conformación de la Legislatura del Congreso local (LXIV), según propaga el Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam).

Como fuere, ‘en lo cortito’, se advierte voluntad poblacional para acudir a las urnas, aunque haya la percepción de calma chicha, todaví­a.

Y eso precisamente serí­a lo que más le preocupe a las dirigencias que apostaban al voto corporativo, pues con la participación ciudadana (en este proceso actual) pudieran reproducirse los resultados electorales del 2016 ó 2018, cuando el PRI y Morena ‘mordieron polvo’ en la contienda local (ante el PAN); y el albiceleste y tricolor sucumbieran ante el membrete guinda en la lid federal, respectivamente.

Obviamente ninguna contienda es igual a otra.

Así­ que lo mejor serí­a modificar las estrategias de campaña dejando el pasado atrás (¡vaya, redundancia!), si acaso los candidatos tuvieran interés real de procurar el posicionamiento requerido no sólo al través de las redes sociales, sino sudando la gota gorda con caminatas, diálogos, propuestas y ganas de salir airosos, utilizando cuantos recursos estén a su alcance; pero apegándose a los topes de campaña, ya que los fiscalizadores del Instituto Nacional Electoral (INE), a todos y cada uno, los mantienen puntualmente vigilados.

Esto lo comento porque hasta hoy, las dirigencias partidistas mal usan los espacios audiovisuales autorizados. Solamente para agredirse entre sí­, denostando al contrincante y prometiendo soluciones en diversas materias, que, de antemano, saben que no cumplirí­an.

En fin, como en el amor, en la guerra todo se vale… dicen

Y eso involucra a las tres fuerzas polí­ticas más fuertes en Tamaulipas.

De ahí­ que motive risa el slogan de que ‘El PRI nunca se raja’, pues al menos en casi ocho décadas en el poder la corrupción fue de suyo práctica y, lo peor, la imposición de mandatarios federales y estatales, senadores y diputados federales; legisladores locales y alcaldes.

Respecto al membrete albiceleste, la cuestionable gestión presidencial de Vicente Fox Quesada, como la de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa (y la derrota de Ricardo Anaya Cortés), dejan muy mal parado al partido hasta el grado que los electores en el ámbito nacional poco quieren saber de este membrete, pero acá, en Tamaulipas, sigue siendo la primera fuerza polí­tica al ocupar la gubernatura, el control legislativo y la mayorí­a de alcaldí­as.

En cuanto a Movimiento Regeneración Nacional (Morena) hay un claro divisionismo y controversia por las nominaciones verticales autorizadas por su dirigente, sin que ella (Yeidckol Polevnsky Gurwitz, cuyo nombre original es Citlalli Ibáñez Camacho) se atreva a dar la cara aquí­ en la comarca para ‘meter en cintura’ a quienes atentan contra el proyecto lópezobradorista.

En fin, este proceso apenas está en marcha.

Y hasta eso, con muchas irregularidades, como se advierte por el mar de impugnaciones presentadas ante el Tribunal Electoral de Tamaulipas; y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Habrá, bien lo sé, duras crí­ticas a mi apreciación. Pero al menos es lo que estimo y con pleno derecho difundo, sin caer en el garlito demagogo y menos por la incredulidad hacia los polí­ticos que sólo en etapa electoral se acuerdan de la prensa libre.

Prueba de ello, es que en mis espacios electrónicos han aparecido un mar de comunicados –los más de remitentes desconocidos–, refiriendo las actividades proselitistas, pero no las reproduzco por vagas en su esencia y mal redactadas. Hasta cursis, las más.

Quehacer acertado

La actividad proselitista de Arturo Soto Alemán, sin temor a equivocarme, es la más notoria de cuantas se desarrollan en toda la geografí­a estatal y, hasta eso, bien organizada.

Al iniciar su campaña, el candidato albiceleste por el XV distrito (con cabecera en Victoria) fue arropado por +/- ocho mil simpatizantes; y casi, en cada evento, lo acompañan centenares de victorenses en cada colonia que recorre cotidianamente.

Con esta capacidad de convocatoria, ASA figura como el candidato más posicionado; y eso lo convierte, al menos, como el mejor prospecto a liderar la bancada albiceleste en la legislatura que viene, en caso de tener el triunfo buscado.

“La tercerea, es la revancha”, dice Arturo a cada momento, evocando las contiendas anteriores en que participó en urnas, seguro de ganar ésta contienda porque de cada caí­a, ha comentado, se levanta con más fuerza y ánimo de cristalizar su objetivo.

He seguido de cerca su trayectoria y crí­ticamente he comparando sus alcances en esta contienda con sus contrincantes, quienes, por cierto, han dado muestras débiles de ofrecer una pelea de altura, so pena de no tener recursos para librar una contienda pareja.

Obviamente no es culpa de Soto Alemán, pues por disposición legal a cada candidato se le fijó un tope financiero de campaña; y si los recursos o financiamiento privado no llegan de manera pareja, tampoco es culpa de él porque, como lo exigieron los partidos, el suelo luce parejo.

Sé que en el distrito XV (con cabecera en Victoria), juegan (al menos) otros seis abanderados, pero con presencia inferior.

Ya por ser desconocidos en la demarcación o simplemente por querer pescar a rí­o revuelto.

Lo cierto es que a nivel estatal, Arturo Soto aparece como el candidato albiceleste mejor posicionado.

Plurinominales

Las listas de candidatos a diputados de representación proporcional, que ya están legalmente acreditadas ante el Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam), incluyen a toda una caterva de vividores del sistema polí­tico.

Y hasta eso, en los primeros lugares.

Ahí­ aparecen (por el Partido del Sol Azteca) Juan Manuel Rodrí­guez Nieto y José Alfredo Castro Olguí­n –ocupando las posiciones uno y tres, respectivamente–, aun cuando hace dos años fueron expulsados porque el primero, siendo dirigente municipal del PRD en Reynosa, abiertamente apoyó a candidatos de membretes antagónicos; y el segundo figuró en la planilla del albiceleste (como candidato a regidor) sin haber renunciado a su militancia perredista.

El Tribunal Electoral de Tamaulipas, sin embargo, ordenó restituirles sus derechos partidistas en marzo del 2017. Y ante la falta de un lí­der en el estado, ambos convencieron al alto mando institucional de ser la mejor opción para arribar al Congreso.

En cuanto al Partido del Trabajo (PT), Alejandro Ceniceros Martí­nez, coordinador estatal y ex diputado plurinominal en la LIX Legislatura local, como propietario que se siente del órgano, encabeza el listado con miras a refrendar su pobre capital polí­tico y vender su voto al mejor postor, cual ha sido costumbre suya.

Ya ve usted que al fracasar en su intento de coaligarse con Morena en este proceso electoral acudió a pescar a rí­o revuelto, en la primera posición del listado. Y quizá logre su objetivo, según los resultados electorales.

Jesús González Mací­as –el llamado guí­a (in)moral del Partido Verde Ecologista de México (PVEM)–, no se queda atrás, pues figura en primer sitio del rol plurinominal, con clara intención de repetir como diputado –lo fue en la LXI Legislatura–, aunque sabe y bien, que su membrete poco o nada tiene qué hacer en este proceso.

José Antonio Leal Doria, aún dirigente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), aparece en segundo plano del listado plurinominal. Y aunque sigue siendo duramente cuestionado, por la imposición de los 22 candidatos de mayorí­a relativa, y su inclusión en el rol que sin acudir a la urna llegarí­a al Congreso local, deja que cada uno de los candidatos (por mayorí­a relativa) hagan campaña como mejor les venga en gana.

Es decir, sin organización ni estrategia, lo que confirma la versión de que el proceso ‘está arreglado’.

Máxime cuando su dirigente nacional, Citlalli Ibáñez Cornejo –ahora conocida como Yeidckol Polevnsky Gurwitz–, nada ha querido saber del estado, merced a su riña con el senador Ricardo Monreal ívila.

En el Revolucionario Institucional (PRI), no cantan malas rancheras.

Ahí­ tiene usted, por ejemplo, a su dirigente estatal –Yahleel Abdala Carmona–, encabezando la lista plurinominal pese a las crí­ticas públicas por practicar una polí­tica exclusiva y excluyente, privilegiando a un grupo entreguista y coludido en el proyecto de exterminar al partido.

Respecto al albiceleste, aparecen cuadros muy comprometidos con el jefe del Ejecutivo estatal –salvo el caso de Francisco Javier Garza de Coss, quien representa al panismo tradicional–, aunque hay quienes no le conceden gracia al hecho de incluir en el rol a gente con poco oficio.

Como fuere, enseguida enumero a los siete aspirantes de cada una de las listas registradas.

El reparto

En la LX Legislatura (tomándola como punto de partida en esta reflexión) Acción Nacional se adjudicó ocho curules plurinominales –ha sido la cifra más alta hasta ahora–, y, en la edición de la LXI, el tricolor logró, por ésa misma ví­a, seis.

Respecto a las dos últimas contiendas electorales el PRI obtuvo seis (Legislatura LXIII), aunque perdió la mayorí­a; en la anterior (LXII), el PAN alcanzó también, seis, mientras que los otros membretes –Morena, PRD, PT, MC, Panal– se adjudicaron una cada cual, salvo cuando, en la LX, el entonces aparato amarillo tuvo presencia con dos posiciones.

En fin, he aquí­ la listas, de quienes pretenden arribar, sin medirse en las urnas, al Poder Legislativo estatal.

Quiénes son

Van, conforme lo ha publicado el Ietam, aunque sólo consigno a los siete primeros, ya que obviamente el resto nulas probabilidades tendrí­a de ser partí­cipe en la repartición del pastel, porque sólo los primeros enlistados, por cada partido, lograrí­an su inclusión.

Y, hasta eso, dependiendo de la votación obtenida, por lo que cada partido tiene probabilidades, sólo posibilidades, de estar representando en el Congreso por los enlistados.

Son:

PAN: Gerardo Peña Flores, Marí­a Elena Figueroa Smith, Francisco Javier Garza de Coss, Mariela López Sosa, Jesús Zeferino Lee Rodrí­guez, Maybella Lizeth Ramí­rez Saldí­var y í“scar Morado Gámez.

PRI: Yahleel Abdala Carmona, Florentino Arón Sáenz Cobos, Marí­a Olga Garza Rodrí­guez, Carlos Guillermo Morris Torre, Alejandra Cárdenas Castillejos, Armando Benito de Jesús Sáenz Barella y Honoria Mar Vargas.

PRD: Juan Manuel Rodrí­guez Nieto, Martha Patricia Gutiérrez Palacios, José Alfredo Castro Olguí­n, Yéssica López Salazar, Alfonso de León Perales, Rosaura Domí­nguez Raya y Carlos Armando ívalos Guevara.

PT: Alejandro Ceniceros Martí­nez, Elena Cuervo Peña, Raúl Yépez López, Marí­a de la Luz Martí­nez Covarrubias, Alejandro Jiménez López, Olalla Yadira Delgadillo Chapa y Martí­n Castellanos Castelán.

PVEM: Jesús González Mací­as, Melva Egleyde Solí­s Gutiérrez, Sergio Tulio Carrillo Reyes, Perla Yadira Hinojosa Peña, José Gaudencio Izquierdo Salas, Magdalena Elizabeth Rosas Sánchez y José Luis Hinojosa Banda.

MC: Laura Patricia Pimentel Ramí­rez, Humberto Zolezzi Carbajal, Adriana Estela Ramí­rez Rubio, Omar Habib Masso Quintana, Nereyda del Carmen Balboa Gómez, Marco Antonio Hernández Osorio y Edna Karina Rí­os Zapata.

Morena: Guillermina Medina Reyes, José Antonio Leal Doria, Carmen Lilia Cantúrosas Villarreal, Eliud Oziel Almaguer Aldape, Susana Juárez Rivera, Ulises Martí­nez Trejo y Esther Garcí­a Ancira.

E-m@il:

jusam_gg@hotmai.com

 

Caminante no hay camino

Desconozco los planes que Xicoténcatl González Uresti haya diseñado y puesto en marcha para aliviar la grave crisis del suministro de agua, aquí­ en Ciudad Victoria.

Pero como ví­ctima que soy de la falta del vital lí­quido (y la carencia de otros servicios, como la recolección de basura) –diariamente compro entre cinco y siete botellones (de 20 litros cada uno), al menos, para no quedarme sin el aseo cotidiano–, igual que miles de ciudadanos, le pido al alcalde que intervenga para solucionar el problema.

Sé que, en la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Comapa) –aunque legalmente es el presidente del consejo–, nadie ‘lo pela’, pero es obligación suya atender este asunto.

En campaña Xico ofreció solucionar el problema.

Empero, ahora es más grave, a seis meses de su administración.

Lamentablemente su respuesta ha sido, es: ‘compren tinacos’.

¡Ah!, pero eso sí­, mensualmente el ayuntamiento (ví­a Comapa) cobra por un servicio que no brinda.

Se hace camino al andar

Es un buen principio que en el XIV Distrito electoral (con cabecera en Victoria) se contemple un debate entre los candidatos a la diputación local, pues eso animarí­a a los contendientes por otros distritos a medirse ante la opinión pública, reproduciendo este ensayo democrático, aun y cuando en la reglamentación electoral no se determina su obligación, pero sí­ da a pie a su procedencia y, lo mejor, atrapa el interés del electorado.

Hablo de:

1) Un encuentro entre pares, basado en la discusión y la controversia, cuyo propósito busca desde el inicio exhibir las posiciones encontradas en torno a un tema especí­fico, programa o conflicto.

2) El objetivo primario consiste en hacer que las partes antagónicas en ideologí­a, doctrina, militancia polí­tica o posición social, de cara al público defiendan los supuestos que sustentan a través de la confrontación verbal, pero esta vez guiados por un moderador que se supone debe ser una persona neutral, equilibrada y profesional.

El valor del debate estriba en acercar a la audiencia las formas distintas en que se concibe una realidad, permitiéndole asumir su propia postura tras reflexionar en torno a lo expuesto.

En los procesos electorales, es indudable que el debate podrí­a resultar un ejercicio saludable para nuestra incipiente democracia; sobre todo si se tratare de una contienda altamente competitiva, donde los candidatos (en verdad) buscaran convencer al votante sobre la viabilidad y justeza de sus propuestas.

Sin embargo, es pertinente aclarar que no todo debate es viable y constructivo para los actores involucrados; o para la sociedad, que, en el menor o mayor nivel, está pendiente de las diversas expresiones que se manifiestan en torno suyo.

Para que un debate pueda concretarse, primero deben existir las condiciones propicias de equidad en todos los aspectos; máxime cuando se pone en juego el destino de un paí­s, un estado o un municipio.

Es decir, antes de alentar una discusión pública, se requiere analizar si los personajes invitados son sujetos al debate y tienen similares posibilidades de triunfo, además de otro esencial atributo: dar muestra de responsabilidad, ecuanimidad y compromiso hacia la población que aspiran representar.

Consigno lo anterior porque en esta lid doméstica de nada valdrí­a que se llevaran a cabo encuentros desiguales y/o estériles, donde algunos personajes exhibieran falta de trabajo polí­tico, credibilidad y propuestas serias, mientras otro asomara prendas totalmente opuestas.

Entonces, resulta obvio que la discusión pública en torno a una problemática o proyecto, sólo sea admisible entre pares. Ello como un acto de elemental justicia, que además significarí­a al espectador la posibilidad de enriquecer su percepción en torno a los adversarios y su capacidad.

En lo personal, estoy convencido de que en el paí­s existe una incipiente cultura del debate; y cuando éste se ha dado, es porque el escenario se adapta a favor de intereses mezquinos y reaccionarios, que nada tienen que ver con el ejercicio de la democracia.

Por ejemplo, a diario vemos cómo los dos monopolios televisivos aparentan pluralidad al dar entrada a los puntos de vista encontrados de dirigentes partidistas, autoridades gubernamentales y lí­deres de opinión, forzando así­ el debate, sin que esto traiga mayores beneficios a los destinatarios del mensaje.

En abono al mismo tema, tenemos casos ilustrativos que nos llevan a dudar de estos encuentros.

Por tanto, creo que las polémicas públicas, en forma abierta y directa, deben realizarse cuando existan condiciones adecuadas y no haya posibilidad de que uno de los contendientes se monte en la fama de otro, o puedan tergiversarse o manipularse las posturas por demás encontradas.

Lo mejor, entonces, es coadyuvar a que los ciudadanos eleven su capacidad de reflexión y análisis en torno a los asuntos de interés público de manera sistemática –desde los lugares donde estudian, viven y trabajan–, mediante esquemas y propuestas serias que frenen la tentación de aventureros, aprendices de brujo y falsos profetas, que en toda oportunidad y sin el menor remordimiento ni pudor faltan a la verdad.

Cicuta

Así­ como Pedro abjuró de su maestro, Judas lo vendió por 30 monedas de plata y sus otros discí­pulos siguieron su doctrina evangelizadora, hay, en la polí­tica estatal, desleales y traicioneros.

¿Los ubica?

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