El poder y la oposición

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Por: Melitón Guevara Castillo.

 

En el siglo pasado, hagan de cuenta, la oposición no existió. Por eso, un Presidente de la Republica se ufanaba que no los veía, ni los sentía. Fue un dominio completo del PRI, partido que nació de la revolución, el poder, y luego la institucionalizo. Y fue hasta el año 2000 cuando el PAN, con Vicente Fox, perdió por primera vez la Presidencia de la Republica. Todo hace indicar que, vamos pues, ya la perdió para siempre.

Había, no lo podemos negar, oposición: pero era una oposición leal, que participaba y perdía, no reclamaba. Incluso, la elección de José López Portillo, todos los partidos políticos lo apoyaron. Y es que, lo común, era que cada partido funcionaba como palero y ahí quedaba todo. Era un sistema de partidos plural, con el predominio de uno solo: el PRI. Y la historia reciente va encaminada a volver a ese pasado: con el predominio de MORENA, puesto que la oposición, hagan de cuenta, ni se ve ni se siente.

 

PARA NO DESPERTAR AL MEXICO BRONCO.

Difícil de creerlo: como que al PRI le daba pena no tener oposición. Por eso, en su momento, dio vida a las diputaciones plurinominales o de representación, para que las voces minoritarias estuvieran representadas. Sin embargo, la expresión más acabada de esa necesidad fue la reforma política que se hizo en tiempos de José López Portillo: la justifico el Secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles, haciendo notar que era un paso necesario para evitar despertar al México bronco… fue, en todo caso, un cambio para seguir igual, al menos así se pensó.

La beneficiaria fue la izquierda mexicana: ya no tenía que andar en la clandestinidad del Partido Comunista. Solo que, a partir de esa fecha, aparecieron unos y otros partidos políticos. El que más expectativas genero fue el PRD que, sin embargo, al paso del tiempo se perdió y, en la práctica, hoy en día no existe izquierda en México: MORENA no es de izquierda, es populista y nacionalista, pero no de izquierda.

EL PODER APLASTA.

La historia universal documenta que el poder, en cualquier época y lugar, no quiere, detesta a la oposición y por eso busca la forma de deshacerse de ella. Y en México no es la excepción: El porfiriato, por decir, es la época en que mejor se ilustra esta circunstancia. La forma en que Porfirio Díaz persiguió, obstaculizo a Francisco I. Madero y a todos los que se le oponían. Gastón N. Santos, en sus memorias, confiesa incluso asesinatos de opositores a sus designios.

A nivel nacional, por ejemplo, AMLO se proclama demócrata; recurre una y otra vez a las frases de Benito Juárez referidas a la democracia, pero en su discurso y en los hechos, en el México que gobierna solo ve a dos tipos de mexicanos: los que lo apoyan y aplauden y los que, dicen, son conservadores y opositores…aplasto, desde un principio, a los empresarios y poco a poco va haciendo lo mismo con los partidos opositores: los divide y en su caso coopta a unos y otros con tal de disminuirles su fuerza.

EL PODER ES EGOISTA.

Y en el caso de Tamaulipas observamos, somos testigos, de cómo el poder es egoísta. No piensa en el pueblo, piensa, eso sí, en el manejo del dinero como si fuera un patrimonio personal. Dos eventos retratan el ejercicio del poder: el Legislativo ha tomado decisiones que favorecen al pueblo, como es eliminar el reemplacamiento; y el gobernador veto la acción legislativa; también se aprobó un “fondo de capitalidad”, como un recurso para darle una nueva cara a la capital, subsanar el deterioro material y de los servicios públicos. Y el gobernador, el poder, veto tal decisión.

Armando Zertuche, el líder congresal, morenista, no vacila en explicar que el dinero es del pueblo (es lo que dice la teoría) y que el Ejecutivo lo único que hace es administrarla. Es, entiéndase, una verdad incuestionable. Lo cierto, sin embargo, es que de siempre el Ejecutivo, los principales servidores públicos, han visto al erario público como una mina de oro: la mejor forma de resolver sus problemas económicos, de por vida. A partir de esta premisa es como el poder se corrompe y en la impunidad destroza a la nación, a la entidad federativa o al municipio.

GATTAS Y VICTORIA.

Es fácil observar lo que sucede en Victoria: los panistas, los que perdieron el poder en la capital, una y otra vez hacen notar los errores y pifias Eduardo Gattas; en cambio, los otros, ven que con todo y que el gobernador le regatea el apoyo, va resolviendo gradualmente la problemática. Por ejemplo, ha resuelto detalles mínimos, pero sentidos: arreglo el deterioro del 16 Naciones Unidas, el cruce férreo en el mismo boulevard, así como la entrada a la interejidal. Quienes transitamos frecuentemente por esos lugares, lo agradecemos.

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